Cuando hablamos de impresión profesional, uno de los conceptos más importantes (y a menudo desconocidos para quienes no trabajan a diario con artes gráficas) es el tramado. Aunque suele pasar desapercibido para el ojo no entrenado, este proceso es clave para lograr imágenes nítidas, bien definidas y con una reproducción de color fiel, tanto en impresión offset como digital.
En este artículo vamos a explicarte qué es exactamente el tramado, para qué sirve, cómo influye en la calidad de impresión, qué tipos existen y cuándo conviene utilizar uno u otro. Si te dedicas al diseño gráfico, trabajas en marketing o simplemente quieres entender mejor cómo se transforma una imagen digital en un producto impreso, sigue leyendo.
¿Qué es el tramado en impresión?
El tramado es el proceso mediante el cual una imagen digital continua (por ejemplo, una fotografía) se convierte en una imagen que puede ser impresa mediante la descomposición en puntos. Es decir, como las impresoras no pueden reproducir una gama infinita de tonos continuos, necesitan “simularlos” utilizando puntos de diferentes tamaños, densidades o posiciones.
Este patrón de puntos es lo que se conoce como trama. El ojo humano, desde una cierta distancia, no percibe estos puntos por separado, sino que interpreta una imagen con gradaciones suaves de color o gris. Por eso, el tramado permite imprimir imágenes con volumen, matices y profundidad utilizando una paleta limitada de tintas.
¿Por qué es importante el tramado?
Sin tramado, sería imposible reproducir fotografías, degradados o ilustraciones con tonos suaves en sistemas como el offset o la impresión digital. Las imágenes quedarían planas, sin matices, y los colores se verían empastados o excesivamente contrastados. Gracias al tramado, se puede:
- Reproducir tonos intermedios de forma precisa.
- Generar sensación de volumen o tridimensionalidad.
- Imprimir degradados y transiciones de color suaves.
- Optimizar la fidelidad cromática de las imágenes.
En resumen: el tramado es lo que permite que una imagen digital conserve su riqueza visual cuando pasa al papel.
¿Cómo funciona el tramado?
El proceso de tramado convierte los valores tonales de una imagen (escala de grises o de color) en una distribución de puntos. Estos puntos pueden variar en tamaño, frecuencia o posición, dependiendo del tipo de trama utilizada. A nivel técnico, existen dos grandes enfoques:
Trama AM (amplitud modulada)
Es la más tradicional. Los puntos están dispuestos a una distancia constante, pero cambian de tamaño según el tono que representan: cuanto más oscuro, mayor el punto; cuanto más claro, más pequeño.
Ventajas
- Muy buena definición en imágenes con detalle.
- Utilizada en impresión offset y prensa.
- Más controlable en procesos industriales.
Inconvenientes
- Puede generar moiré (efecto visual no deseado) si no se controla bien la superposición de colores.
Trama FM (frecuencia modulada)
En este caso, los puntos son todos del mismo tamaño, pero su densidad varía: en las zonas oscuras hay más puntos; en las claras, menos.
Ventajas
- Mayor suavidad en los degradados.
- Reduce el riesgo de moiré.
- Ideal para imágenes con transiciones suaves.
Inconvenientes
- Requiere más potencia de procesamiento.
- Puede resultar menos precisa en detalles muy finos.
En muchos casos, se combinan ambas técnicas para lograr lo mejor de cada una.
Tipos de tramado según la técnica de impresión
El tipo de tramado elegido dependerá también del sistema de impresión y del tipo de soporte que se utilice. Aquí te dejamos algunas recomendaciones:
Impresión offset
- Se suele trabajar con tramas AM, especialmente con lineaturas de entre 133 y 175 lpi (líneas por pulgada).
- En impresiones de alta calidad, como catálogos o libros de arte, se puede llegar a 200 lpi.
- En papeles estucados (satinados o brillantes), se permite una trama más fina, ya que no absorben tanta tinta.
Impresión digital
- Los dispositivos digitales utilizan tramados híbridos o FM adaptados a cada tecnología.
- Los algoritmos son propios de cada impresora y, en muchos casos, se aplican de forma automática.
- Se busca un equilibrio entre calidad y velocidad de impresión.
Serigrafía y flexografía
- Se utilizan tramas más gruesas (60–85 lpi), adaptadas a soportes más absorbentes o irregulares.
¿Qué es la lineatura en el tramado?
La lineatura mide cuántas líneas de puntos hay en una pulgada. A mayor lineatura, más fina es la trama, y, por tanto, mayor es el nivel de detalle que se puede reproducir.
- 85–100 lpi: adecuada para periódicos o materiales de baja resolución.
- 133–150 lpi: calidad estándar en impresión comercial.
- 175–200 lpi: impresión de alta gama (catálogos, revistas premium).
Elegir la lineatura adecuada en el tramado es fundamental para garantizar que el resultado final se vea limpio y profesional.
¿Qué errores hay que evitar en el tramado?
Aunque el proceso de tramado está bastante automatizado hoy en día, hay algunos errores comunes que pueden arruinar una impresión:
- Aplicar una trama inadecuada para el papel: en papeles muy porosos, una trama demasiado fina puede generar empastamiento.
- No convertir a CMYK correctamente: las imágenes deben estar bien separadas de color para que el tramado funcione.
- Moiré por solapamiento de tramas: si las tramas de cada tinta no están correctamente anguladas, se generan patrones indeseados.
- No revisar la resolución: una imagen con baja resolución no se mejora con una buena trama.
En Factoria de Color, revisamos estos aspectos en cada trabajo, asegurando que el tramado sea el más adecuado según el diseño, el papel y la técnica de impresión.
El tramado y la percepción visual
Una de las maravillas del tramado es cómo engaña al ojo humano. Lo que a nivel microscópico son puntos dispersos, el cerebro los interpreta como una imagen continua. Esta ilusión óptica es clave para lograr resultados de calidad profesional con un número limitado de tintas.
El diseño gráfico impreso es, en parte, un juego de percepción. Y el tramado es una de sus reglas principales.